TURISMO AL BIENESTAR
Por Guido Calderón
Nuestra salud mental está en función de nuestra capacidad de perdonar. Mientras más emociones negativas propagamos, más somatizamos nuestro cuerpo que interioriza enfermedades causantes de angustia, dolor y sufrimiento.
Ser exitosos financieramente implica tener el apoyo de muchas personas y ello requiere una personalidad agradable, empática. También exige ser un buen negociante, ello sucede cuando todas las partes quedan satisfechas con el trato.
En turismo aprendemos a perdonar rápido. No odiamos a un turista patán, somos amables incluso con los indeseables y al hacer un trato, buscamos reciprocidad en los beneficios, porque negociamos con gente de nuestro entorno y cuidamos que el cliente siempre regrese. Si quieres que te vaya bien en turismo, asegúrate que tu vecino esté contento.
Nuestra falencia como país, radica en que nuestros líderes son pésimos negociantes: todo para mi nada para el otro. Acuerdos abusivos que se intenta imponer en base a la fuerza y amenaza, no se pueden cumplir y todos perdemos.
Accionar políticamente desde el afán sistemático de hacer daño, convierte a muchos políticos en peligrosos enfermos mentales. Horroriza imaginar sus vidas en familia, llenas de malicia, sin espacios de paz propios y menos para sus parientes y seguidores. Amanecer pensando cómo voy a hacer el mal, las palabras que usaré para lastimar; convierte sus negras existencias en cargas vivenciales pesadas y contagiosas: miles de ciudadanos son cajas de resonancia que se llenan de su odio y lo avientan en toda dirección, buscando envenenar a cuantos receptores sea posible.
Los políticos actuales no llevan este país al bienestar; éste no se alcanza peleando, insultando, dañando, quitando, legislando en favor de criminales y de víctimas profesionales. Ninguna familia progresa donde quienes odian y amenazan son el poder político. Para sobrevivir como sociedad y país, necesitamos ser liderados por personas positivas que animen y sanen, de las que enferman hay demasiadas. /GC