TURISMO TRANSGÉNERO

Por Guido Calderón

 

El gobierno de Lasso frenó el brutal ataque de la ideología de género que desquicia sociedades regidas por la izquierda, como España o Argentina. Todos en algún momento nos decepcionamos de nuestras vidas y deseamos ser otra persona. Eso se llama disociación, que huye cuando superamos el bache emocional.

 

 

Hoy, cuando un@ niñ@ tiene depresión, ansiedad, autismo, acoso, le gustan juguetes del otro sexo, sufre violencia familiar; de inmediato un ejército de sicólogos en 10 minutos diagnostica “disforia” de género y otro ejército de cirujanos aplican transiciones médicas “experimentales” que mutilan mamas y úteros a las niñas; y castran químicamente a los varones con los mismos medicamentos usados para los depredadores sexuales.

 

 

Cada transición requiere de al menos 6 costosas cirugías que sobrepasarán en sus vidas un aporte de más de 1 millón de dólares a las farmacéuticas en hormonas -en etapa de prueba- y serán dependientes de por vida de medicinas contra el estrés crónico, moretones, trombos, infecciones frecuentes -que tienen costo aparte-  y muchos se suicidarán o morirán por sobredosis de drogas, usadas para evadir su nueva realidad, sobre cuyos estragos, nadie  advierte a niños que aun creen en Papa Noel.

 

 

Estos bloqueadores de pubertad: sin estudios científicos sobre sus efectos; se disfrazan de felicidad y libertad para los niños, o para evitar supuestos suicidios que aumentan después de las mutilaciones, luego de las cuales, el retorno al sexo original puede ser igual de traumático: ¡Por qué me dejaron hacerme esto! ¡Tenía 15 años!

 

 

Toda esta masacre a nuestros niños no tiene fundamento científico, por eso se llama “ideología” de género y es tan reciente e invasiva, que no hay estadísticas de trans que lleguen a la 3ra. edad.

 

 

Oponerse a esta barbarie está penalizado en gobiernos socialistas, implica ser tildado de retrógrado, homofóbico, trasfóbico, machista, patriarcal, facho y ser acusado del delito “de odio”, aun siendo padre del niño.

 

 

Y el turismo gay friendly disminuye: en vez de viajar algunos se operan.

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