TURISMO AMBIENTALISTA

Por Guido Calderón

 

El capital transnacional se fracciona en varias cabezas que supuestamente luchan entre ellas. Unos invierten en petróleo y sus derivados: combustibles, ropa, licores, plásticos; otros apuestan a las energías “limpias”, con una inversión millonaria en campañas que satanicen a los combustibles fósiles: gasolinas, diésel, glp, gas natural, carbón, etc; que es fácil identificar los daños causados en el planeta: guerras y contaminación; en tanto, es temprano visualizar los males de las “energías verdes”.

Ambas energías son dos caras de una misma moneda o están en la chequera de un mismo inversionista y cuando cae el precio del petróleo suben las acciones de las empresas verdes y viceversa. Los petroleros no hacen publicidad porque el planeta se mueve con sus combustibles, en cambio los verdes, financian grupos radicales que obligan legislaciones que eliminan el uso de combustibles fósiles, como sucederá en la Unión Europea a partir de 2035 que será prohibida la venta de estos coches; o logrando que campos petroleros sean prohibidos de explotar, como pasó en Ecuador … aparentemente.

La larga, millonaria y emotiva campaña publicitaría fue para que no se extraiga petróleo “del Yasuní” que tiene 982.000 hectáreas; pero se votó para que se mantenga bajo el subsuelo el crudo “del ITT”, que ocupa 162.000 ha. y solo 78.000 están dentro del Parque Yasuní, por lo que 904.000 ha. quedan abiertas a la explotación petrolera. Los verdes impusieron la consulta; sus rivales: manipularon la pregunta. Circuló millones. Eso sí, estos eventos dan más prensa a grotescos salvadores como Greta Thunberg y más fondos a los “defensores” de la vida.

Los aerogeneradores chinos, desde el año anterior vacían nuestra Amazonía de madera de balsa a precios irrisorios. Las baterías de los coches eléctricos tienen minerales extraídos por niños en condiciones brutales y al recargar un auto, se usa electricidad generada por quema de bunker o de represas que cortaron la línea de vida en ríos como el Pastaza en Baños de Agua Santa, temas que nuestros vociferadores ambientalistas prefieren callar.

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