TURISMO AL TERRORISMO
Por Guido Calderón
A partir de los 80´México vive una floración de carteles que en 40 años no han logrado ser neutralizados por el potencial policial de su vecino y principal cliente: los EEUU; sino que se han fortalecido, tecnificado y han capturado partes esenciales del Estado mexicano, donde los partidos políticos, durante sus mandatos democráticos favorecen a ciertos carteles.
En Colombia pasa algo similar desde los 90´con la muerte de Pablo Escobar, que ha duplicado la producción de cocaína, siendo guerrillas y carteles sus principales productores, también vinculados a la política, al punto que un exguerrilero es ya su presidente. Los 11 mil millones de dólares gastados por el Gobierno Norteamericano para erradicar la producción y tráfico de la droga, no detuvo este negocio ni su toma del poder político.
Las tecnologías, procesos, reclutamientos, violencia, armamento y captura de territorios e instituciones oficiales, desarrolladas por décadas en Colombia y México; hoy confluyen, se acoplan y consolidan en suelo ecuatoriano, donde la siembra de la pobreza por los partidos, ha creado infinidad de zonas urbanas y rurales emancipadas, donde miles de jóvenes hoy son parte de este poderoso andamiaje narco-político al que pretendemos combatirlo.
Si México y Colombia han fracasado y el narco es parte estructural de su actual cultura, reflejada en su música, películas y series; de verdad nos creemos la historia, ¿que con el ejército en las calles vamos a frenar esta brutal violencia auspiciada por los carteles más sanguinarios de ambas naciones? A esto sumemos “la brisa bolivariana”: los miles de delincuentes vestidos de migrantes que nos envía Maduro, por quien EEUU ofrece 15 m. por narcoterrorismo. Y la mafia albanesa incrustada en las altas esferas del poder desde hace 14 años.
La vinculación de los partidos al narco en los 4 países es sólida y definitiva. Si Ecuador aspira a eliminar este baño diario de sangre, dolor y tragedia; es evidente que no son los políticos los que deben estar al comando del país.